Capitulo 95
Capitulo 95
Capítulo 96
Sin embargo, el tono forzado de Anastasia no logró animar el espíritu del hombre, pues Elias sintió como si ella estuvicra obligada a invitarlo a comer.
–¿Por qué permitiste que ese maldito se fuera en vez de entregárselo a la policia? ¿Y cómo fue que apareciste en el hotel en primer lugar? – Él todavía quería saber el motivo, pero Anastasia le minto de manera disimulada:
— Fui engañada a entrar al hotel; yo ni siquiera conozco a ese hombre.
-Quién te engañó?
– Alguien a quien conocí durante una salida a comer.
-¿Entonces lo necesitabas? – Elías continuó interrogándola, pero ella ya no podía seguir contando historias, por lo que balbuceo:
-Sí.
– Recuerda bien esto, Anastasia. Yo debería ser el primero al que le preguntes antes que cualquier otra persona. Por lo menos yo no haré nada desapercibido sobre ti-le recordó Elías. Ella no estaba lista del todo para estar de acuerdo con el debido a que ya se había aprovechado de ella en muchas ocasiones y lo podía poner como responsable si quisiera.
-Sí, está bien. —Anastasia le confirmó sin tener la verdadera intención de hacer lo que él le dijo.
Elías se ponía cada vez más furioso entre más pensaba y recordaba cómo permitieron que ese maldito se fuera como si nada; en ese instante, el teléfono del auto de Elías sonó y apareció el nombre de Helen en la pantalla de control. Él no contestó la llamada y lo único que hizo fue mirarla, pero el asco surgió de
los ojos de Anastasia cuando vio el nombre de Helen. El tono de llamada todavía sonaba, pero él no se acercó para contestar y dejó que parara de sonar por su cuenta.
¿Por qué no contestaste la llamada? ¿Qué tal si tu novia estuviera en una emergencia? – le preguntó Anastasia a propósito.
-Helen no es mi novia; somos simples amigos —contestó Elías.
-Oh! Amigos con beneficios. — Ella no pudo evitar tirar un insulto a la conversación. Elias la miró brevemente y luego le preguntó con una voz ronca:
— Entonces le molesta el hecho que me haya acostado con ella? –Pero Anastasia le regresó la pregunta
Por qué debería de estarlo? A mí no me importa con quien te acuestes, ese no es asunto mio. – El rostro de Elias se volvió sombrio y sus cejas se juntaron con fuerza; cada una de las palabras que esa mujer decía lo estaba provocando,
El ambiente dentro del auto se volvió incómodo y pesado, tanto que incluso Anastasia no se sintió cómoda al respecio. Ella lo analizó en secreto mientras que conducía, a la vez que las luces de las calles dibujaban sombras oscuras en su rostro tan apuesto, El llevaba una camisa blanca que
le quedaba bien; pese a los hechos que ocurrieron ese día, la camisa todavía permanecía sin ninguna arruga. Su perfil estaba impecable y bien definido, como si Dios en persona le hubiera dibujado esas perfectas líneas en él. Ella tenía que admitir que ese hombre era tan perfecto que ninguna persona podía encontrar algo malo en él. Anastasia suspiró cuando se dio cuenta que estaba a punto de llegar a su comunidad. © NôvelDrama.Org - All rights reserved.
*iPor fin! iLlegué a casa!». Sin importar qué, ese hombre la ayudó mucho para asegurarse de que regresara sana y salva.
– Presidente Palomares, le agradezco tanto por lo que hizo esta noche – le agradeció Anastasia una vez más y fue, completamente sincera con sus palabras.
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-Yo debería ser la primera persona a la que le pidas ayuda si te llegas a topar con un problema similar en el futuro. Si llegas a pedirle ayuda a algún otro hombre, yo no volveré a rescatarte — ordenó Elías, lo cual dejó sin palabras a Anastasia.
«¿En serio tengo que considerar sus prioridades cuando necesite ayuda? ¿Qué clase de lógica es esa?». Aun así, haya tenido sentido o no, su objetivo principal era apaciguar al hombre, por lo que asintió:
-Está bien, lo entiendo. —Elias observó que se bajara del auto, pero el aspecto de su mirada era complicado y turbio. En cada ocasión que ella se iba de su lado, él sentiría una sensación de anhelo, como si él esperara que ella se quedara a su lado para siempre; sus pensamientos lo hicieron fruncir debido a que estaba un poco molesto sobre el poder que la mujer tenía sobre él. Elías empezó a conducir con lentitud mientras que observaba cómo Anastasia entraba por la entrada principal a su comunidad. En ese instante, Helen le volvió a marcar; por fin, contestó la llamada en esa ocasión.
-Hola. ¿Qué ocurre, Helen?
-Elías, ¿dónde estás? Acabo de tomar una siesta y tuve una terrible pesadilla, estoy muy asustada. Por favor, ven y quédate conmigo. – La voz de Helen se escuchaba como si aún estuviera alterada.
-Tengo un asunto urgente que debo atender. Enviaré a mi asistente, Daniel Leal, para que te acompañe.
-No, te quiero a ti. Nadie más me puede hacer sentir segura además de ti. Por favor, Elías, te lo imploro. Ven conmigo! -La voz de Helen ahora estaba marcado de sollozos.
Te juro que no puedo ir en este momento, Helen. Por favor, sé buena chica. —Lo único que podía hacer Elias era reconfortarla a través del teléfono. Del otro lado de la llamada se escuchó que la voz de Helen estaba llena de decepción, pero decidió obedecer.
-Está bien, entonces. No será necesario que envies a alguien, tan solo dame un regalo mañana como compensación y dejaré esto ir.
–Claro, iqué te gustaría?
-Me acabo de comprar un vestido blanco, pero no tengo alguna joyería que combine con él. IMe podrías dar un conjunto!
-Oh, por supuesto. —La respuesta de Elías fue rápida y decisiva, pues él prefería compensárselo con cosas materiales que de un modo emocional.
Mientras tanto, Helen acababa de terminar su llamada con Elías en su lujoso chalé. No obstante, en sus ojos había una abrasadora flama debido a que sus planes se habían arruinado, pues recibió una llamada hace media hora por parte de Alexis para decirle que Anastasia había encontrado a alguien para que la rescatara; sobre todo, esa persona responsable no fue nadie más que Elías en persona.