Capítulo 22
Capítulo 22
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«Cualquier hombre sucumbiria a mi voz tranquilizadota!», pensó con seguridad. Roselle se mostró confiada con su voz, creyendo que Nicholas se ablandaria al escucharla.
Sin embargo, él no pareció sentir nada al escuchar las palabras de la dama. Después de todo, era un hombre que prefería vivir su vida como soltero, y no le interesaban las mujeres en absoluto. Por lo tanto, esa voz no hizo su efecto habitual.
Además, podía percibir algo raro en el hecho de ser enviado al aeropuerto por su madre, pero a pesar de su incomodidad, no rechazó la repentina petición de Roselle.
-De acuerdo, llevaré a Greg más tarde -accedió. Nicholas dio una respuesta tranquila, que hizo sonreír a Roselle al otro lado del teléfono.
Al terminar la llamada, llamó a su mayordomo, que estaba en la residencia:
-Andrew, por favor lleva a Greg al aeropuerto -pidió.
Por otro lado, Gregory mostró una fuerte reticencia cuando se enteró de que su padre quería que se fuera de casa. Entonces abrazó a Tessa con una mirada obstinada mientras hacía un berrinche.
-No, no me voy a ninguna parte. Quiero estar con la señorita bonita.
Impotente, Andrew hizo lo posible por persuadir al muchacho.
-Pero el señor Nicholas ha dejado claro que debe ir, así que sólo me lo pondrá difícil si desobedece…
Gregory reaccionó con una expresión de amargura en su rostro, pero tras una breve vacilación, dirigió su atención a Tessa y le preguntó:
-Señorita bonita, ¿podría acompañarme?
-¿Qué? – Tessa se quedó atónita mientras su subconsciente la incitaba a decir que no, pero antes de que pudiera salir nada de su boca, fue interrumpida por el chico, que murmuró:
-¡Quiero que la señorita bonita me acompañe! Si no viene, no iré a ninguna parte.
Cuando Andrew escuchó eso, dirigió su mirada a Tessa.
-Señorita Reinhart, por favor, venga con nosotros.
-De acuerdo -accedió Tessa. Se sintió divertida y a la vez impotente, pero al final decidió seguirle la corriente al mayordomo.
Media hora después, llegaron al aeropuerto, donde se reunieron con Nicholas, Cuando él se dio cuenta de la presencia de Tessa, no pudo evitar sentirse aturdido.
-Fue Greg quien insistió en que lo acompañara… -dijp Tessa con torpeza. Greg dejó claro su punto de vista enfatizándolo una vez más:
–Sí, fue mi idea que la señorita bonita viniera.
Mientras tanto, Nicholas fijó su mirada en el chico y en Tessa sin decir una sola palabra más, pero de alguna manera decidió que no habría ninguna diferencia de todos modos. Mientras el hombre reflexionaba, Roselle y
su madre, Yana, aparecieron con su equipaje en la puerta del aeropuerto. De pie con el cuerpo erguido, saludó a las dos damas justo cuando se acercaron.
-Hola, señora Gingham, Hola, señorita Gingham.
-Cuánto tiempo sin verte, Nicholas -Roselle curvó los labios hacia arriba y sonrió con gracia, al igual que su
hermoso maquillaje acentuaba su aura de hija de una familia prestigiosa. En ese momento, miró a Nicholas con una admiración que apenas podía ocultar.
«Este tipo está mucho más guapo y destacado que hace unos años. No sólo es guapo y decente, sino que además desprende un aura varonil. Supongo que hay una razón por la que está enamorado de mi desde hace años, pero lo único triste es la forma en que se dirige a mí. Hace que parezcamos extraños, ¿no?», reflexionó. Pronto, Yana, que iba vestida como la típica esposa de un hombre rico, se unió a la conversación y felicitó a Nicholas sin dejar de mirarlo:
-¡Oh, vaya! Hace años que no nos vemos, pero ahora pareces un empresario de éxito y con talento, Nicholas. Ahora que diriges el Grupo Sawyer, me pareces aún más varonil y capaz, lo que me recuerda a tu padre cuando era más joven. De hecho, me parece que tu encanto puede igualar el suyo de entonces.
-Gracias por el cumplido -respondió Nicholas con tono frío y llamó a Gregory-: Ven a saludar, Greg.
Al oír eso, el niño se acercó y saludó a los adultos con tono amable:
-Hola, señora Gingham. Hola, señorita Gingham.
A pesar de sus saludos corteses, su tono sonaba de alguna manera bastante frío e indiferente, como si hubiera un distanciamiento entre ellos. Por otro lado, Roselle sonrió y se acercó a él cuando lo vio.
-¡Oh, Dios! Has crecido mucho, Greg. Eres un niño tan adorable que se parece a su padre. Soy Roselle, por cierto, e incluso te llevé en brazos cuando eras pequeno, ipero dudo que lo recuerdes!
Entonces estiró el brazo para pellizcar la mejilla del chico, sólo para encontrarse con una reacción que la dejaría avergonzada.
Resultó que Gregory esquivó la mano de la dama con una cara larga y un par de cejas fruncidas mientras expresaba su desagrado por ella, que se quedó paralizada en respuesta.