Capítulo 47
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-Silvia, permíteme aconsejarte algo. Quien no te ama nunca te amará. Ya sea que finjas sordera y mudez, o incluso pierdas la memoria, Julio nunca te amará.
Silvia lo escuchó tranquilamente, sin mostrar ningún tipo de emoción en sus ojos.
-¿Has terminado?
Natalia la miró con sorpresa.
Silvia se levantó con altivez y la miró desde arriba.
-Si estás tan segura de que él te ama, ¿por qué Natalia la gran estrella viene a buscarme como una mujer resentida?
Con una sonrisa muy fría, se fue.
Viendo con desdén cómo se alejaba, Natalia recordó la Silvia anterior, la rica heredera de la familia Orellana, que solía estar en una posición tan alta.
Recordó cómo solía hacer lo imposible para ganarse el favor de Silvial debido al apoyo financiero de la familia Orellana. Ahora, viend Silvia tan arrogante a pesar de la ruina de la familia Orellana,
pareció totalmente repugnante!
Natalia respiró profundamente.
En ese momento, de inmediato recibió una llamada de su agen Natalia, parece que hay progreso en la canción que querías.
-¿De verdad? -le preguntó Natalia.
-Pero...
El agente parecía dudar.
-¿Qué sucede? Dime-dijo Natalia.
-La señorita Isabella tiene una canción publicada en una plataforma poco conocida en el extranjero, aún no ha solicitado los derechos de autor. He escuchado esa canción y sé que será un éxito total. Podemos hacer algunos ajustes...
Esto sería plagiar. Por supuesto, Natalia lo entendió perfectamente y no dudó en decirle: -Si no tiene derechos de autor, entonces no se puede considerar su obra, ya lo sabes.
Con el consentimiento de Natalia, su agente pudo actuar
más
confianza. Después de colgar el teléfono, Natalia reflexionó por un momento sobre cómo lidiar con Silvia....
Silvia no regresó a casa, sino que fue a la antigua residencia de la familia Orellana. Después de que la madre de Silvia, Andrea, y su hermano Antonio dilapidaran toda la fortuna de la familia Orellana, la. antigua mansión fue vendida, y ahora estaba habitada por otras
personas.
Desde que Silvia decidió fingir su muerte y marcharse, no había vuelto a prestar atención a ninguna noticia sobre su hermano Antonio ni su madre Andrea. No tenía idea de cómo estaban
ahora.
Cuando bajó del coche y miró la familiar mansión, sus ojos reflejaban una sensación de vacío absoluto. Permaneció allí du un buen rato antes de subir nuevamente al coche.
Mañana sería un día festivo. Viviana la llamó para que fuera hoy y poder pasar juntas mañana por la mañana.
Cuando llegó por la noche, Viviana ya estaba aprendiendo a hace deliciosos tamales con Oscar.
-¿Cómo sabes hacer tamales? -le preguntó Viviana, sorprendida.
Oscar se sintió un poco impotente.
-Lo busqué en videos en línea.
¿Era que todas las chicas eran realmente tan tontas? Oscar se preocupaba por su futura esposa.
Cuando Silvia llegó, vio esa escena muy cálida.
-Mamá, ven a comer tamales.
Viviana también llamó a Silvia: -Oscar y yo estamos haciendo deliciosos tamales. Por fin has llegado.
Después, bajó sutilmente la voz: Los hombres enviados por Julio te siguieron?
-Están afuera.
-¿Y ahora qué haremos?
-No te preocupes, como mucho le dirán a Julio que vine a ver a una amiga.
Viviana afirmó.
-Si, tienes razón.
En ese momento, ya había pelado un tamal y lo coloc
scar
plato, ofreciéndoselo tiernamente a Silvia.
-Mamá, hemos preparado tus tamales de judías favoritos.
-Te amo, muack -respondió Silvia felizmente mientras lo acept
El rostro de Oscar se sonrojó de vergüenza.
-Mamá, yo también te quiero.
Mientras tanto, Viviana miró furiosamente a Oscar.
Te dije que quería hacer tamales de carne, y me dijiste que los de judías eran en realidad más saludables... ¡Eres un pequeño mentiroso que engaña mis sentimientos
inocentes...! The content is on
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Una pelea entre los dos estalló al instante, llenando la habitación de un bullicio muy especial.
Viendo esta tierna escena, Silvia
pensó en su hijo Juan y en Nuria que estaban en el extranjero. Esperaba que duando Juan se recuperara de su enfermedad, toda la familia pudiera regresar y celebrar juntos.
Recordando que Eduardo, quien siempre la había protegido, estaba realmente solo, decídio invitarlo a unirse a ellos para comer tamales.
Viviana se quedó muy perpleja.
-¿Es el guardaespaldas enviado por Luis? ¿Te siguió hasta Brasmo?
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